¿Quién no ha oído hablar del supuesto espectáculo, fabuloso, que nos brindará Marte a finales de Agosto? ¿Qué hay de verdad en ello? La respuesta es bien sencilla: nada. Veremos porqué:
Marte, el cuarto planeta del Sistema Solar, es prácticamente dos veces más grande que la Luna (en concreto, 1.955 veces su tamaño). Sin embargo, debido a que la Luna orbita en torno a la Tierra en un órbita prácticamente circular a una distancia media de unos 384,399 kilómetros, cuando Marte lo hace alrededor del Sol a más de 227 millones de kilómetros, en una trayectoria sensiblemente excéntrica (que no es exactamente un círculo, sino una elipse con el Sol en uno de los focos). Debido al hecho de que la Tierra también orbita alrededor del Sol con una separación promedio de algo menos de 150 millones de kilómetros (149,597,887.5 km), la distancia entre nuestro planeta y su hermanastro rojo varía en gran medida. Sin embargo, nunca puede ser menor de 48.5 millones de kilómetros.
Por tanto, en la máxima aproximación Tierra-Marte, éste se encuentra a una distancia 145.31 más lejana que la Luna, lo que significa que su tamaño angular (su tamaño aparente) es 74.23 veces menor que el de nuestro satélite. Esto es, 25.6 segundos de arco (una circunferencia completa tiene 360 grados, y cada grado 3600 segundos de arco). De manera análoga, el brillo aparente de Marte es, bajo condiciones ideales de máxima aproximación, un 0.1 % del característico de una Luna llena normal. Por tanto, no existen condiciones bajo las cuales el brillo de Marte pueda competir con el de la Luna llena.
No, no habrá una gran espectáculo a finales de Agosto. Lo cual no es impedimento para que, con un pequeño telescopio, disfrutemos del espectáculo que Marte no ofrezca.
No, no habrá una gran espectáculo a finales de Agosto. Lo cual no es impedimento para que, con un pequeño telescopio, disfrutemos del espectáculo que Marte no ofrezca.
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