Dado que la mayoría de las supernovas ocurren en galaxias distantes, su brillo aparente es muy débil, incluso para los grandes telescopios. Ocasionalmente ocurren en galaxias cercanas, y entonces es posible un estudio detallado de sus características.
La última supernova fue vista en nuestra galaxia, la Vía Láctea, en 1604 por Kepler. La más brillante desde entonces ha sido la supernova 1987A, en la Gran Nube de Magallanes, una pequeña galaxia satélite de la Vía Láctea.
Las supernovas se clasifican en dos tipos. Las supernovas de Tipo I resultan de la transferencia de masa dentro de un sistema binario que consiste de una estrella enana blanca y una estrella gigante. Las supernovas de Tipo II son, en general, estrellas masivas individuales que llegan al fin de sus vidas con una formidable explosión.
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