2 de junio de 2009

El comienzo de todo


Esta imagen del telescopio espacial Spitzer de la Nasa es de la galaxia espiral, NGC 2841. Situada a unos 46 millones de años luz de la Tierra en la constelación de la Osa Mayor, esta espectacular galaxia está ayudando a los astrónomos ha resolver uno de los más viejos enigmas en la astronomía: ¿Por qué las galaxias se ven tan planas, con estrellas esparcidas uniformemente por todos lados? Un equipo internacional de astrónomos ha descubierto que los ríos de estrellas jóvenes fluyen desde su caliente y densos viveros estelares, dispersandose para formar la gran y plana distribución que observamos en galaxias espirales como ésta.
La imagen es un compuesto de tres diferentes longitudes de la camara de infrarrojos del Spitzer. La menor longitud de onda se muestra en azul, y en su mayor parte muestra las estrellas mas viejas de NGC 2841, así como estrellas en primer plano de nuestra propia galaxia la Vía Láctea. La áreas más frias se destacan en rojo, y muestran el polvo y gas de regiones de la galaxia. El azul muestra la luz infrarroja de 3,6 micrones, el verde representa a la luz de 4.5 micrones y el rojo el de 8,0 micrones luz. La contribución de las estrellas medida en 3,6 micrones ha sido restada de la imagen de 8,0 micrones para aumentar la visibilidad de las características del polvo.


La formación del sistema solar y la evolución de la vida en la Tierra

Para acercarnos a la pregunta sobre la existencia de vida extraterrestre, miraremos primero como se formó nuestro Sistema Solar y la Tierra y como evolucionó la vida en la Tierra.
Esto nos puede dar indicios sobre las condiciones necesarias que se tienen que cumplir para posibilitar la existencia de vida.
Nuestro sistema solar se formó debido al colapso de una nube interestelar de gas y polvo.
En este colapso se formó el Sol y, debido a la conservación del momento angular, un disco extenso de gas y polvo a su alrededor (Fig. 1).
Este tipo de discos, llamados también discos de acreción, se forman prácticamente siempre en el colapso de una nube de gas.
En este disco, los granos de polvo chocaron y formaron poco a poco grumos más grandes hasta llegar a tamaño de unos pocos kilómetros de diámetro.
Estos “planetisimales” chocaron a su vez entre si, hasta llegar a formar los planetas, entre ellos la Tierra.

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